a veces te echo tanto de menos
que mi soledad y mi pena están de más
intento construirte con mis manos
redibujar tu sonrisa para sonreír con tu recuerdo
escucho las canciones que nunca escribiste
donde hablas con serenidad de los cuerpos celestes
miro al cielo
desde este lugar de la tierra
admiro también la vida contemplativa
me deleito con el color de las hojas
me confundo con cencellada
viajo en el tiempo
retrocedo hasta las tapas del cuaderno
con los pies cansados
mi mente me devuelve al punto de partida
donde vivíamos con la esperanza de amar
y no existía la tristeza