Estoy pensando lo que voy a decirte,
para no caer rendida en tus brazos
nada más adivinar tu silueta al otro lado del portal.
Curioso, ¿eh?
Lo haremos natural, sin silencios incómodos.
Y me pedirás que no grite,
pero los vecinos me dan bastante igual.
Menos ese chico tan mono del quinto.
E intentarás hacerme cosquillas con las pestañas,
mientras yo no paro de moverme para que me sueltes.
Y puede que tras perseguirme por la habitación
acabemos escuchando Kings of Convenience
y... ¿por qué no? yo me acabe enciendiendo un cigarrillo.
Entonces llegará el segundo asalto.
"¡Hay que aguantar un poco más!" -digo,
y esta vez tu carcajada es considerable.
Tal vez tengas razón,
y los vecinos sepan lo que estamos haciendo.