La verdad es que ya
no me siento con ganas de ser
tu mejor amiga para siempre,
pero si quieres
podría invitarte a un café
y conversar como si nada hubiera pasado
como cuando discuto con mamá
y a mi regreso a la casa
la ayudo a poner la mesa
y me toca bendecir los alimentos
y también los comensales.
No te pediré excusas
no vaya a ser
que te atragantes con tus orgullo
y me culpes también
de saber hacerte llorar,
como si de sufrir solamente
la vida se tratase.
Será muy sencillo,
no lo compliquemos más,
si te viene bien el martes
podemos quedar.