Tres meses después de la
decadencia, me vuelvo a encomendar a ti. Para que pueda desaparecer el miedo de
mis manos y los dedos me pidan escribirte otra vez. Los meses de verano pasan raudos. Y no he tenido posibilidad de
escribirte. No he tenido conexión. Conexión con el mundo interior de mis
sentimientos y sensibleras semejantes. Pero ahora he vuelto a la Universidad y
tengo una vida saludable. Y siento que ya estoy preparada para darte ese pedacito
de tiempo que es tan importante para mí. Ese pedacito de tiempo que te convierte
en un remanso de paz.
Por eso vuelvo a ti.
Por eso vuelvo a escribir.
Por eso vuelvo a escribir.