martes, 2 de marzo de 2010

Primavera




Te he llamado.
Ya ves, a veces no recuerdo si todavía llueve.

Me preguntas si escribo y hay indicios de que
he olvidado el significado poético de la vida.

Todavía pienso que eres tú,
tú el que escribe poesía cuando me miras
y afirmas poder sobrevivir de esa manera.
Simple? Conformista? Enamorado?
Y afirmas poder morir en ese instante,
porque me alegro cuando somos primavera.

Y en miles,
en cientos de miles de ocasiones palidecen los sueños,
se hacen de verdad los miedos.
Porque existes, por qué?
Tal vez el miedo nos arrastre.
La luz se rinda al compás de las palabras.
Las palabras que se dicen y las que no.

Hoy los pensamientos mojan más que ayer
y no estoy segura de poder continuar contigo.
No.
Me esfuerzo, pero no encuentro una sonrisa en mi chistera
y tampoco sé volar,
como los pétalos al viento.

Quiero sentirme libre,
que las fronteras del conocimiento se desplieguen de papel.
Papel manchado,
papel,
mojado.

Lleno de frases que se olvidan,
de nombres de muertos vivos sólo en la memoria,
con sus voces dulces de algodón,
que hacen brillar su luz en primavera.

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