domingo, 30 de mayo de 2010

Lamerse las heridas




Escucho atenta los ladridos
y en mi soledad cantan de angustia los árboles.

Serpentea en el cielo un color rosado
y cada atardecer se disipa único en
el ático de las reliquias de madera.

Los libros del mundo están escritos en prosa
pero yo he decidido desafiar al alquimista en poesía.

Me pregunto por que son tan tristes mis versos
de vez en cuando,
de vez en vez y de cuando en cuando,
pero él tampoco puede adivinarlo.

Las respuestas se han escondido más allá del culo de la botella.

Y yo tampoco pensé en salir airosa de este trance.

Dicen que son las cosas pequeñas
las que nos hacen sentirnos vivos
y he de admitir que esta borrachera
me ha abierto e apetito.

Ahora podría comerme cualquier cabeza hueca
o cualquier corazón herido.

Pero no es verdad,
que todo estamos hechos de pequeñas cosas.

No puede ser cierto cuando yo no soy distinta al resto
y en cambio me siento tan vacía.

El alquimista me advirtió de los peligros,
pero yo decidí ignorarlo.
Al fin y al cabo,
los cambios son la sangre de nuestra vida.
Y sangrar ayuda a lamerse las heridas.

4 comentarios:

  1. El misterio que habita al poeta sólo puede ser expresado en íntimas ecuaciones de signos y enigmas que nadie, excepto el poeta, puede resolver. Tu fórmula funciona, en tanto que, conociéndote a ti misma, nos ayudas a des-conocerte mejor. Quien ama los misterios no puede dejar de sentirse atraído por estos versos. Enhorabuena, Vanessa!

    ResponderEliminar
  2. Merci!

    El desconocimento de los individuos solo lleva a un conocimiento más sincero y tal vez profundo. Que deja atrás prejuicios, miedos o malas experiecias. Shinoflow lo cree exactamente igual que yo.. que conste ;).

    ResponderEliminar