lunes, 7 de septiembre de 2009

La vida es la vida.

No traten de engañarse,
la casa de la tía Emilia nunca fue bonita.
Y no, ella tampoco era amable.

¿Recuerdan su último cumpleaños?
No probó su tarta y no agradeció
su asistencia ni sus cuidados.

Ya ven; no todos los ancianos
son buenos ni amables,
las personas no cambian,
las mentiras no se mantienen ocultas
mucho tiempo,
el tiempo pone a cada una en su lugar.

No la mitifiquen, ella no lo merece.
Y además estoy segura de que tampoco les
estaría agradecida.

No hablen, está bien.
La vida es la vida.

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